sábado, 16 de agosto de 2008

“Las Tres Ecologías” – Félix Guattari

De la misma manera que en otras épocas el teatro griego, el amor cortés o las novelas de caballerías se impusieron como modelo, o más bien como módulo de subjetivación, hoy el freudismo sigue habituando nuestras formas de sostener la existencia de la sexualidad, de la infancia, de la neurosis… Así pues, aquí no pretendemos “superar” o liquidar definitivamente el hecho freudiano, sino reorientar sus conceptos y prácticas para hacer otro uso de ellos, para desenraizarlos de sus ataduras preestructuralistas en una subjetividad totalmente anclada en el pasado individual y colectivo. En adelante, lo que estará a la orden del día es la liberación de campos de virtualidad “futuristas” y “constructivistas”. El inconsciente sólo permanece aferrado a fijaciones arcaicas en la medida en que ningún comportamiento tire de él hacia el futuro. Esta tensión existencial se realizará por medio de temporalidades humanas y no humanas, por éstas últimas entiendo el desplegamiento o, si se quiere, el despliegue, de devenires animales, de devenires vegetales, cósmicos, pero también de devenires maquínicos, correlativos de la aceleración de las revoluciones tecnológicas e informáticas (así es como vemos desarrollarse ante nuestros ojos la expansión de prodigiosa de una subjetividad asistida por computadora). A esto hay que añadir que conviene no olvidar las dimensiones institucionales y de clase social que regulan la formación y el “teledirigismo” de los individuos y de los grupos humanos.

En resumen, ¡las ilusiones fantasmáticas y míticas del psicoanálisis deben ser representadas y desbaratadas y no cultivadas y conservadas como jardines a la francesa! Desgraciadamente, los psicoanalistas de hoy en día, más aún que los de ayer, se escudan en lo que podríamos llamar una “estructuralización” de los complejos inconscientes. En su teorización, eso conduce a un dogmatismo insoportable y, en su práctica, eso desemboca en un empobrecimiento de sus intervenciones, en estereotipos que los hacen impermeables a la alteridad singular de sus pacientes.

miércoles, 6 de agosto de 2008

"Las Ciudades Invisibles" - Italo Calvino

Marco Polo describe un puente, piedra por piedra.
-¿Pero cuál es la piedra que sostiene el puente? - pregunta Kublai Kan.
-El puente no está sostenido por esta o aquella piedra -responde Marco- sino por la línea del arco que ellas forman.
Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade: -¿Por qué me hablas de las piedras? Es sólo el arco lo que importa.
Polo responde: -Sin piedras no hay arco.